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jueves, 13 de septiembre de 2012

Microrelato, Parte 1: Pérdida de la inocencia

Se levanta despacio, intentando no hacer ruido, coge los zapatos cuidadosamente y una chaqueta. Sale por la puerta de casa de sus padres y echa a andar, sin saber muy bien a donde. Saca un cigarro arrugado de la cajetilla de marlboro y la vuelve a meter en lo recóndito del bolsillo, y sin saber por qué, decide meter también su corazón.
Enciende el cigarro e inhala el humo hasta lo más profundo de su pecho y lo expulsa en una sola bocanada. Sigue caminando por las estrechas y oscuras calles.
Elaisa necesita dejar de pensar, demasiados problemas; pero uno más doloroso que el resto, uno con nombre y apellidos.
Uno que por desgracia ya no estaba; y Elaisa lo echa de menos más que nunca; de una manera tan desgarradora que juraría que le sangraba el corazón.
Y sin más, se echa a llorar, pero sin detenerse.
Las lágrimas parecías más inagotables que el mar y más oscuras que su fondo.
Y sin darse de cuenta, paró justo delante de su ventana, donde pasaba tantas noches acariciando su cuerpo, donde vivió tantos recuerdos; y sin perderse lujo de detalle recordó cada uno de ellos, muriéndose más a cada segundo.
Necesitaba salir de esa espiral sin sentido que tanto tiempo llevaba amenazándola.